En un extenso e interesante artículo de Wikipedia, encontramos que la contaminación lumínica puede definirse como la emisión de flujo luminoso de fuentes artificiales nocturnas en intensidades, direcciones, rangos espectrales u horarios innecesarios para la realización de las actividades previstas en la zona en la que se instalan las luces.
La contaminación lumínica, sigue diciendo el artículo, tiene como manifestación más evidente el aumento del brillo del cielo nocturno, por reflexión y difusión de la luz artificial en los gases y en las partículas del aire, de forma que se altera su calidad y condiciones naturales hasta el punto de hacer desaparecer estrellas y demás objetos celestes.
Para profundizar mas se puede leer completa esa aportación en:
http://es.wikipedia.org/wiki/Contaminaci%C3%B3n_lum%C3%ADnica
En el mapa coloreado que antecede a esta aportación, se puede observar la calidad tan baja de cielo que tengo en el observatorio donde hago astrofotografía, esa es la razón por la cual he optado por el uso de filtros de banda estrecha, mismos que solo permiten la trasmisión de longitudes de onda muy restringidas, lo que bloquea la luz parásita de la ciudad. Sin embargo, estos filtros bloquean también muchas estrellas débiles, por lo que son una magnífica herramienta para fotografiar nebulosa de todo tipo, pero no son nada recomendables para realizar fotos de cúmulos globulares o abiertos de estrellas o galaxias. Para ellos hay que cargar con todo el equipo e ir en pos de cielos obscuros.
En el mundo hay varios moviminentos para cambiar y eficientar el alumbrado público de las ciudades, con el fin de reducir la contaminación lumínica, mediante leyes y reglamentos.
En México, aún no hay conciencia por cambiar en este aspecto, con la salvedad del caso del municipio de Ensenada, BCN, que presionado por el propio Observatorio Nacional, ubicado en la Sierra de San Pedro Martir, ha dictaminado, mediante reglamentos, la forma de detener la contaminación lumínica que genera actualmente.